Mi
adicción al papel, tanto de fabricación manual (del que tengo una buena e
intersante colección con marcas de agua) como del impreso, que me viene de
lejos (ya cuando tenía unos 14 años (¡bendito Dios, debió ser en el siglo
XIII!) me traje de casa de unos queridos tíos navarros los restos (y así lo
digo porque carece de portada y primeros fols. y parte del Nuevo Testamento
está escrito a mano, seguramente por alguno de mis innumerables antepasados
sacerdotes) un preciosa Biblia, yo
creo que alemana (la verdad es que no lo he intentado averigüar y debería),
junto con unas Meditaciones de San
Anselmo en latín, Roma, 1697. Los años han empeorado esta afición-adicción y
hoy voy a ofrecer a mis posibles lectores algunas tarjetas de un “montón” que
adquirí en un puesto “adoquinado” del Rastro madrileño, ejemplo del Arte (¿por
qué no calificarlo así?) publicitario de las Compañías farmacéuticas, que
enviaban a sus posibles compradores: médicos -como es el caso de las que yo
conservo- o farmacias. No vamos a escanear todas, pero sí las más
significativas. Y una vez abierto este mundo, seguiremos con antiguas postales
(de Buenos Aires, de Egipto, de Estados Unidos), fotografías (de estudio y
algunas muy interesantes de una imprenta de hacia 1915 y de un Santander hoy
irrepetible) y muchas cosas más.
Las tarjetas que damos a conocer son de los años 1951, 52 y 53 (dato que
figura en el matasellos de algunas, ya que habitualmente se enviaban sin sobre)
y corresponden a diversos dibujantes y distintos fabricantes de fármacos. Por
cierto, de aquella fecha a la de hoy, creo que sólo subsiste el Ceregumil y el Sulfintestín.
Madres con niños
Colección de la farmacéutica Promesa, que toman como base la obra pictórica de F. Echaúz
Los meses del año
Colección de la farmacéutica Promesa, que toman como base la obra pictórica de F. Echaúz